Ha sido una gran sorpresa descubrir la voz de Jón Þór Birgisson, vocalizando en un idioma inteligible, pero sobre todo dándole un impulso vitalista a una esencia etérea de Sigur Ros, que a veces nos atascaba en paisajes demasiado septentrionales. Esto suena a vacaciones al sol, y uno, aunque viva en la parte zángana y soleada de Europa, siempre necesita de esas dos cosas, del reposo y la esperanza de la luz.
La edición es sencilla, pero efectiva. Carpeta y encarte rugosos, perfectamente acordes con el diseño artístico, que por cierto corre a cargo de dos hermanas de Jonsi, Inga y Lilja Birgisdottir. La segunda he visto que se dedica a la fotografía, pero de la otra no he encontrado nada concreto; algunas diseños tipográficos en el myspace de Jonsi, y algunas composiciones arty por la red.
El disco suena muy orgánico, aunque me ha mosqueado que con apenas media docena de escuchas hayan aparecido ya algunos chasquidos. Pero realmente es muy agradable pincharlo. Quizá tuviera muchas ganas de percibir esa sensación física de verlo sonar, después de varias escuchas en digital, y el efecto haya sido doblemente efectivo, pero entre esa intención jovial y eufórica de las canciones, apoyada en grandilocuentes arreglos, y la calidez del eje vinílico, he sentido que el disco estaba especialmente producido para dar un mayor rendimiento en este formato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario